
El singular acontecimiento se le debe a la iniciativa del zuliano Manuel Trujillo Durán, quien ejercía la representación de firmas fotográficas extranjeras y de la revista especializada Luz y Sombra, que se editaba en Nueva York, de donde trajo el aparato conocido con el nombre de Vitascopio, hasta su natal Maracaibo en 1896.
Capítulo aparte merece Amábilis Cordero, antiguo y prestigioso fotógrafo de Barquisimeto, quien a través de un curso expedido por correspondencia desde Estados Unidos, se acreditó el título de director de cine, además de miembro del Instituto Cinematográfico de Hollywood. Amábilis Cordero causó asombro y admiración por su hazaña pionera sin ningún tipo de ayuda oficial. Considerado un místico del cine, contó numerosas historias sencillas e ingenuas, con temas religiosos y campesinos, eminentemente familiares, apropiados a sus férreas convicciones y formación cristiana.
Las películas de Amábilis Cordero, realizadas desde sus Estudios Cinematográficos Lara, ubicados en una casona de grandes galerías y corredores, además de ser exhibidas en todo el territorio nacional, también logran ser difundidas en Colombia y parte de las islas vecinas como Curazao y Aruba.
Escrito por:
Ricardo Tirado
Fuente:
Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano