La primera función cinematográfica de la que exista memoria en Venezuela, data del 28 de enero de 1897, ofrecida en el Teatro Baralt de la ciudad de Maracaibo. Se representa la ópera “La Favorita” y al final del programa se exhibieron, junto a los cortos de los hermanos Lumière, unos cuantos metros de celuloide filmados en la capital del Estado Zulia.
El singular acontecimiento se le debe a la iniciativa del zuliano Manuel Trujillo Durán, quien ejercía la representación de firmas fotográficas extranjeras y de la revista especializada Luz y Sombra, que se editaba en Nueva York, de donde trajo el aparato conocido con el nombre de Vitascopio, hasta su natal Maracaibo en 1896.
Capítulo aparte merece Amábilis Cordero, antiguo y prestigioso fotógrafo de Barquisimeto, quien a través de un curso expedido por correspondencia desde Estados Unidos, se acreditó el título de director de cine, además de miembro del Instituto Cinematográfico de Hollywood. Amábilis Cordero causó asombro y admiración por su hazaña pionera sin ningún tipo de ayuda oficial. Considerado un místico del cine, contó numerosas historias sencillas e ingenuas, con temas religiosos y campesinos, eminentemente familiares, apropiados a sus férreas convicciones y formación cristiana.
Las películas de Amábilis Cordero, realizadas desde sus Estudios Cinematográficos Lara, ubicados en una casona de grandes galerías y corredores, además de ser exhibidas en todo el territorio nacional, también logran ser difundidas en Colombia y parte de las islas vecinas como Curazao y Aruba.
Escrito por:
Ricardo Tirado
Fuente:
Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano
El singular acontecimiento se le debe a la iniciativa del zuliano Manuel Trujillo Durán, quien ejercía la representación de firmas fotográficas extranjeras y de la revista especializada Luz y Sombra, que se editaba en Nueva York, de donde trajo el aparato conocido con el nombre de Vitascopio, hasta su natal Maracaibo en 1896.
Capítulo aparte merece Amábilis Cordero, antiguo y prestigioso fotógrafo de Barquisimeto, quien a través de un curso expedido por correspondencia desde Estados Unidos, se acreditó el título de director de cine, además de miembro del Instituto Cinematográfico de Hollywood. Amábilis Cordero causó asombro y admiración por su hazaña pionera sin ningún tipo de ayuda oficial. Considerado un místico del cine, contó numerosas historias sencillas e ingenuas, con temas religiosos y campesinos, eminentemente familiares, apropiados a sus férreas convicciones y formación cristiana.
Las películas de Amábilis Cordero, realizadas desde sus Estudios Cinematográficos Lara, ubicados en una casona de grandes galerías y corredores, además de ser exhibidas en todo el territorio nacional, también logran ser difundidas en Colombia y parte de las islas vecinas como Curazao y Aruba.
Escrito por:
Ricardo Tirado
Fuente:
Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano