1er Encuentro Nacional de Cineclubes

    
   La Red de Cineclubes de Caracas organiza el Primer Encuentro Nacional de Cineclubes que se realiza en las instalaciones del INCES ubicado en la Parroquia Caricuao de la ciudad de Caracas. Esta iniciativa tiene como objetivo fundamental propiciar la participación y articulación de los diferentes centros de cultura cinematográfica (cineclubes) de todas las regiones del país, a objeto de intercambiar experiencias, necesidades y propuestas que sirvan para el diseño de programas, proyectos y acciones a corto, mediano y largo plazo, y que apuesten a la formación de un gran movimiento nacional de cineclubes. 
    Se trata de un esfuerzo que busca en articulación con la comunidad cinematográfica, la plataforma del cine y las instituciones públicas vinculadas al quehacer cultural y educativo del país, seguir contribuyendo a hacer del cine venezolano una referencia nacional e internacional, para lo cual es fundamental lograr la incorporación de cada vez más jóvenes para juntos promover un plan intensivo de consolidación y formación de nuevos cineclubes vinculados a los concejos comunales, comunas, liceos, universidades, centros de trabajo y grupos sociales en el interés de velar por la defensa y preservación del patrimonio cultural de nuestro pueblo, su identidad, idiosincrasia y un sistema de valores que se correspondan a una cultura de la paz y al ejercicio pleno de la democracia participativa y protagónica.
Fuente: 
William Santana 
Coordinador de la Red de Cineclubes de Caracas
Red Nacional de Cine 

Anécdota imposible en Lo imposible


Cuando yo era chamo, en un San Felipe muy tranquilo de mi tranquilo y casi bucólico estado Yaracuy (bastante distintos a los actuales, por cierto) había en la sexta avenida con calle 11 un cine llamado Tropical, que tenía techo hasta la mitad de la sala y la pantalla estaba al aire libre. Recuerdo que al proyeccionista del Tropical lo llamaban con un sobrenombre: Capirulo. 
Una de las características del Tropical era que pasaba las películas más viejas que llegaban a la ciudad, lo que hacía que las cintas tuvieran algo dañadas las ranuras de transporte, por lo que la cremallera del proyector algunas veces trababa la película que -al estar en contacto con la lámpara de proyección- se quemaba, lo cual era perfectamente visible en la pantalla. 
Lo cierto era que cada uno de estos accidentes se los cobraba el público a Capirulo, haciendo especial énfasis en el recordatorio de su progenitora. Éste, que ya conocía a todos los asistentes al cine, solía identificar a sus agresores verbales y, desde arriba en su cuartucho de proyección, profería, a su vez, amenazas con nombre y apellido, lo que traía como consecuencia que los nombrados salieran casi al presentir la aparición de la palabra FIN o la frase THE END en la pantalla.

Todo, todo... muy a lo Cinema Paradiso. 

Y si llegaron hasta aquí con la lectura, sin fastidiarse, les comunico que recientemente (1), nada más y nada menos que en Box Cinema, del Centro Comercial Babilon en Barquisimeto me sucedió esta imposible experiencia viendo justamente Lo imposible, la película sobre el tsunami tailandés de 2004, protagonizada magistralmente por Naomi Watts. 
Fue toda una sorpresa ver la película detenida y la inconfundible imagen en pantalla de la cinta fundida por el intenso calor de la lámpara del proyector... y de repente: la obscuridad total de la sala. Volví muchos años atrás y casi por reflejo que grito: «Capirulo... c. de tu m.». No creo que el proyeccionista de esta sala de Box Cinema se sepa mi nombre. 

LA PELÍCULA
Es poco lo que puedo decir. «Lo imposible» es una película de desastres... con todos los ingredientes de una película de desastres: la fortaleza de algunos seres humanos; las debilidades, flaquezas y miserias de otros y, al final, la enseñanza moral que nos hace creer en el futuro. Ésta no abandona ese molde. Destacan, eso sí, la actuación de Naomi Watts, inmensa -al punto que opaca totalmente a Ewan McGregor- y los impresionantes efectos especiales, que son la carta de Hollywood para apostar al atractivo de las carteleras.

(1) Texto original publicado en febrero de 2013

Autor:
DOUGLAS JIMÉNEZ

Matemático, profesor universitario y experto en calentar butacas de salas cinematográficas; actividad algo disminuida en beneficio de los medios magnéticos. El cine como afición algo viciosa. 

Fuente: 

La Mirada de HAL es un espacio de opinión sobre cine. Iribarren Films, como una contribución al desarrollo de la cultura cinematográfica, ofrece este medio para el planteamiento y la discusión de ideas con relación al séptimo arte. Sin embargo, las opiniones emitidas en este espacio son responsabilidad únicamente del autor.

ANDREA RÍOS: «Para mí ser una cineasta va más allá de ser artista»


El cine y sus protagonistas (2016)
Luego del éxito logrado con Una mirada al mar en salas comerciales y la televisión nacional, regresa con una nueva producción cinematográfica la cineasta venezolana Andrea Rios. Próxima a estrenar su segundo largometraje, Azul como el cielo, Iribarren Films ha querido conversar con esta realizadora larense sobre distintos aspecto de su trabajo. 
Eres egresada de la Universidad Central de Venezuela en la especialidad de cine. ¿Qué te motivó a estudiar cine y qué significado tiene para ti, en este momento, ser una cineasta con una trayectoria ya definida? 
Recuerdo la primera película que me impactó y fue El Muro de Alan Parker. Estaba en primaria en el Instituto Inmaculada Concepción y fuimos juntas compañeras de salón y de otros colegios. A muchas no le gustó, quizás por prurito o porque no la entendieron. En todo caso a mi me fascinó. Luego otra que vimos juntas fue Nueve semanas y media y La última tentación de Cristo. Allí comencé a decidirme a estudiar Cine. 
Para mí ser una cineasta vas más allá de ser artista; tiene que ver con estar al servicio del público, estar en conexión con ese espectador imaginario o modelo que menciona Umberto Eco. El cineasta tiene que pensar en el público al que quiere llegar si pretende ser entendido. 
Cada proyecto cinematográfico es una nueva experiencia y un nuevo aprendizaje. ¿Qué aprendizaje te dejó Una mirada al mar y qué nuevas experiencias positivas tienes con tu segunda película Azul como el cielo
Una mirada al mar tiene su particularidad, fue y es un proyecto de la Villa del Cine. Me contrataron para dirigir una película con un guión que había escrito María Nela Alas y trabajamos a tres manos la versión final. Frank Baiz Quevedo y yo terminamos el guión final. Dicho esto, la Villa ofreció todo su equipo de planta y yo escogí a la directora de actores infantiles, Roxana Fernández, y al resto del elenco. Con «Azul como el cielo» las decisiones las tomábamos en conjunto con Javier Beltrán. El proyecto fue aprobado por el CNAC con la producción de Sudameris Cinema y en coproducción con Adolfo López y mi persona. Con Una mirada al mar aprendí a trabajar con un equipo totalmente nuevo para mí y un gran número de personas que hicieron posible el proyecto en ocho semanas de rodaje. Les agradezco a Lorena Almarza y Marco Mundarain el haber confiado en mí plenamente para llevar a feliz término la película; también a José Antonio Varela por el apoyo recibido desde la fase final de posproducción hasta su estreno. Retomando, esa experiencia tanto en la ejecución como en el planteamiento estético de la película me sirvió para Azul como el cielo; claro, la película es distinta, son proyectos diferentes. Cada una tiene su particularidad y búsqueda específica.   
    

Has tenido la oportunidad de trabajar con actores profesionales y no actores. ¿Cómo ha sido esa experiencia? ¿Qué nos puedes comentar con relación a tu fórmula para lograr la mejor interpretación posible de unos y otros? 
He trabajado con ambos tipos de actores desde mi primer trabajo cinematográfico. Fórmulas para dirigir actores hay muchas, no puedes quedarte con una sola escuela. En «Azul» trabajé con Carolina Riveros porque trabajar con actores «no actores» adolescentes si era mi primera experiencia, anteriormente lo había hecho con niños y niñas. Lo lúdico es la clave para el actor. Retornar y retomar lo lúdico con lucidez. Ese es el clic. Ensayo dirigido junto a improvisaciones dirigidas. Relacionamientos entre ellos y el equipo para observar cómo se comportan fuera del espacio del ensayo. 
En un artículo para La Mirada de HAL dabas tus recomendaciones con relación a la escritura de guiones. Si tuvieras que dar una recomendación única e importante, como en aquella escena de la película Adaptation donde Brian Cox (Robert McKee) le da consejos a Nicolas Cage (Charlie Kaufman) porque tiene problemas para escribir un guion; ¿cuál sería? 
En realidad Robert Mckee lo dijo todo en esa escena. En lo personal creo que siempre hay momentos difíciles a la hora de escribir cualquier punto del guión. Creo que la investigación de campo es crucial para el desarrollo de toda la historia. La escena crisis y clímax como la inicial y la final son importantísimas. Insisto, haz una buena y exhaustiva investigación de tu historia y personajes; allí encontrarán las respuestas. 
Como comentabas, en tu primer largometraje la historia original fue escrita por María Nela Alas y en Azul como el cielo el guion lo escribiste tú. ¿Cómo te sientes en el rol de guionista, es decir, lo asumes cómo una especialidad? ¿Podrías escribir guiones para otros realizadores o solo escribes para ti misma? 
Siempre lo he asumido como una especialidad. Me han propuesto escribir para otros pero aún no se ha concretado. 
  

Perteneces a la nueva generación de cineastas que está retomando las salas de cine del país con nuevas producciones, variadas temáticas y un deseo de encontrarse con ese público que hizo de nuestro cine un boom en tiempos pasados. Desde tu punto de vista, ¿cuáles son los retos que debe asumir tu generación para lograr un crecimiento sostenido de nuestro cine? 
Estudiar y prepararse continuamente en todas las áreas. 
Eres larense y vives en Barquisimeto, sin embargo, has producido tus películas en otras partes del país. ¿Te has planteado la posibilidad de hacer en el futuro una película en nuestra región? 
¡Claro! Vamos a ver si se da. 
Estas a punto de estrenar tu segundo largometraje, ¿Cuáles son tus expectativas con relación a la película? ¿Con qué se va encontrar el público al ver Azul como el cielo?
Todas y ninguna. La película una vez proyectada ya no le pertenece al autor. Y bueno, me gustaría que el público fuera receptivo. Pero la polémica también es buena. 
Con respecto a la interrogante final, se van a encontrar más con una pregunta que con una respuesta. Es un drama y una comedia a la vez, esperemos que nuestro público se apropie de la película.

Para ver otra publicación relacionada con Andrea Ríos pulse AQUÍ

Entrevista: 
Guillermo Chávez 
Fotos cortesía de:
Andrea Ríos
Autora: 
Carolina Valecillos