Después de varias presentaciones en sociedades científicas los hermanos Lumière deciden hacer una exhibición comercial de su invento y de las imágenes en movimiento que habían registrado, una historia que ya conocemos. Sin ir muy lejos con respecto al nacimiento del cine, a la máquina de Edison había que echarle plata para ver las «peliculitas» filmadas por los empleados de este señor. Así que, desde su nacimiento el cine fue algo comercial y nadie habló de arte sino mucho después. Entonces, parece absurdo esto de criticar al llamado «cine comercial» por lo que hace, si lo que hace es su negocio y todo el mundo paga por el producto que este ofrece, incluidos refresco y cotufas. Y el producto se repite porque es lo que la gente compra. Así funcionan los negocios.
Por otro lado, lo que parecen ignorar algunos es que la mayor parte del cine que se produce en Venezuela se financia con el dinero proveniente de la taquilla y los impuestos que tienen que pagar los privados (artículos 50, 51, 52, 53, 54 y 56 de la Ley de la Cinematografía Nacional) para alimentar el Fondo de Promoción y Financiamiento FONPROCINE. Es decir, de ese negocio que conocemos como «cine comercial» sale el dinero para apoyar la producción de cine venezolano.
Entonces, en vez de criticar ese negocio por qué no se critica que no haya un circuito alternativo de cine en el país, independiente del Estado, que pueda ofrecer una amplia variedad de propuestas cinematográficas. Y cuando me refiero a un circuito alternativo no necesariamente hay que hablar de salas acondicionadas para la exhibición, que sería lo ideal, bien puede haber espacios con las mínimas condiciones a nivel comunitario. Para lograr eso se necesita realmente entender el cine como arte y tener conciencia de su valor como herramienta educativa y cultural.
Quienes se dicen amantes del cine, en la mayoría de los casos, solo quieren hacer películas o solo verlas. Pocos son los que quieren disfrutar y propiciar el encuentro de muchos alrededor de un filme, su análisis y discusión. Esa actividad, ese espacio, que otrora tuvo mucho auge y es el lugar ideal para el surgimiento de un verdadero amor por el cine, es lo que se conoce como cineclub.
Autor:
Guillermo Chávez
Fuera de foco es escrito por Guillermo Chávez. El blog de Iribarren publica este espacio como una contribución al desarrollo de la cultura cinematográfica, sin embargo, las opiniones emitidas en él son responsabilidad únicamente del autor.
Fuera de foco es escrito por Guillermo Chávez. El blog de Iribarren publica este espacio como una contribución al desarrollo de la cultura cinematográfica, sin embargo, las opiniones emitidas en él son responsabilidad únicamente del autor.