El rol de la universidades en el cine


Antes de la aparición del video, el cine era el instrumento predilecto de los docentes en todo el mundo a la hora de utilizar como apoyo una herramienta audiovisual en las aulas desde la primaria hasta la educación superior. Era común observar como en esas ocasiones muy especiales un proyector sustituía una rutinaria lamina de papel, transparencia o diapositiva que exponía una imagen estática, para presentarles a los estudiantes imágenes en movimiento mediante películas que se adquirían de empresas e instituciones públicas y privadas las cuales mostraban desde el magnífico proceso de un parto hasta el ensamblaje de un vehículo a motor, lo cual abría un abanico más amplio de conocimientos. En muchas universidades se vieron en la necesidad de crear sus propios departamentos de producción cinematográfica para realizar los contenidos fílmicos que necesitaban, a pesar del costo que generaban sus procesos de filmación, revelados, montajes y copiados, era un esfuerzo que valía la pena dados los resultados obtenidos los cuales respondían a las metas de cada una, incluso intercambiaban producciones entre sí. Tiempo después, al surgir el video como nueva herramienta audiovisual mucho más práctica y económica comparativamente esos departamentos comenzaron a decaer en apoyo y por ende carecieron del presupuesto para seguir produciendo, quedando relegados a ser solo unos centros de documentación de los trabajos antes realizados, algunos de sus equipos comenzarían a deteriorarse mientras otros derivaron en la obsolescencia, sus autoridades, fuere por escasa visión o falta de asesoramiento, habían permitido que el video desplazara al cine de una prominente carrera en el ambiente universitario la cual todavía hoy no se alcanza a ver. 

¿Qué sucedió? El haberse establecido como único objetivo producir películas para su proyección interna mayoritariamente, sin un plan para ir más allá, que abordara también la producción y proyección en los cines comerciales de un contenido que mostrara la visión que de la vida y el mundo tienen los mayores centros del saber de un país, que en contraposición con algunas películas distorsionantes pudieran exponer un mensaje de auténticos valores para el ser humano como el aporte necesario que por derecho y deber les correspondía plantear a la sociedad, luce como el suceso desafortunado, máxime aún si se contaba ya con el financiamiento de instituciones cinematográficas nacionales e internacionales que lo hicieran posible. Salvo mínimas excepciones pero no sostenidas en el tiempo, se dio el caso de universidades que incluso teniendo escuelas de cine se dedicaron solo a la formación obviando la producción propia, a pesar de que contaban con una infraestructura física y equipos que representaba un porcentaje importante de los requerimientos que se necesitaban, tal vez sin darse cuenta hoy lo lamentan las generaciones que precedieron tal hecho al padecer las distorsiones del comportamiento social las cuales se deben entre otras causas a la influencia de algunos mensajes audiovisuales. 

¿Estamos a tiempo de hacer algo por los nacientes y también futuros habitantes de nuestras sociedades?, por supuesto que sí, desde esos mismos centros del saber donde convergen tanto las mentes que preparan a las siguientes generaciones, como éstas últimas que interactúan entre sí para la búsqueda de nuevos conocimientos, debe surgir en grupo la discusión que conlleve a presentar proyectos de producción como alternativas ante los organismos financieros del ámbito cinematográfico tanto regionales, nacionales e internacionales y hacer un cine competitivo pero alternativo que coadyuve a la ciudadanía a heredar un porvenir de mayor calidad, esa debe ser la premisa universitaria de cara al presente y al futuro. El cine comercial debe seguir abordando el entretenimiento eso no está en discusión, pero para enfrentar esas ocasiones donde algunos argumentos tuercen de manera reiterada el comportamiento del público más vulnerable, la juventud, es donde puede y debe estar presente la alternativa de manera predominante evitando con ello dejar al azar el futuro del ser humano, esa alternativa debe estar enclavada en las metas de superación de las nuevas generaciones mostrando su propia radiografía sí, pero también el camino idóneo, ese es el llamado para lo que debería ser la transformación del rol de las universidades en el cine.

Autor:
Alfredo Leal

Coach de actores para cine y tv. Director, escritor y productor cinematográfico.

La Mirada de HAL es un espacio de opinión sobre cine. El blog de Iribarren, como una contribución al desarrollo de la cultura cinematográfica, ofrece este medio para el planteamiento y la discusión de ideas con relación al séptimo arte. Sin embargo, las opiniones emitidas en este espacio son responsabilidad únicamente del autor.