NIKKEI. Entrevista a KAORI FLORES YONEKURA


El cine y sus protagonistas (2009)

Kaori Flores Yonekura es una cineasta venezolana egresada de la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV) de San Antonio de los Baños, Cuba. Ha participado en varias producciones de algunos realizadores venezolanos como Ángel Palacios y Alejandra Szeplaki. Actualmente, se encuentra trabajando en su propia producción, una película documental titulada «Nikkei». Por tal motivo, Iribarren Films sostuvo una interesante conversación con esta joven cineasta, que a continuación ofrecemos:
¿De qué trata Nikkei? Entiendo que la realización de este documental tiene un significado muy personal para ti. ¿Cuál ha sido tu motivación para llevar a cabo esta película?
Nikkei es como se designa a un emigrante de origen japonés y a sus descendientes, es por ello, que este documental es muy significativo para mí por ser venezolano-japonesa.
No encontré otro nombre para la historia que no fuese «Nikkei», se trata de la historia de migración de japoneses a América entre el período Meiji y Taisho (finales del siglo XIX y principios del siglo XX); su entrada al continente relacionada con la esclavitud post-abolición de la misma en el mundo, el cómo Latinoamérica se involucró en la II Guerra Mundial, la situación de los nikkei como refugiados en los campos venezolanos y de otros con menos suerte, llevados a campos de concentración como prisioneros de guerra. Nikkei estará contextualizado en la historia de migración de Rinzo Yonekura Yonaga y Kumezi Kobayashi de Yonekura, mis abuelos. 
Motivos; siento que hay algo más allá de nosotros mismos que nos hace ser quienes somos; por ejemplo, el venezolano por lo general escucha unos tambores y no puede evitar moverse, porque tiene sangre negra, en algún porcentaje la tiene, y se mueve y no puede explicárselo a sí mismo, pero así es, esos «sentires comunes» son los que conforman las identidades. Afortunadamente, en nuestro país nos han enseñado la historia del mestizaje y su contexto socio-económico en las escuelas y comunidades; sin embargo, en nuestros hogares, las historias de migración por lo general son dolorosas.
Para los nikkei, la historia es muy cercana y recordarla mutila su espíritu, ellos han decidido callar. En mi familia se habló muy poco de esto, sin embargo, la identidad de una persona se edifica sobre la estructura de la memoria, necesitamos garantizar recuerdos para estar seguros de quiénes somos... soy nikkei, y padezco de desmemoria. Estoy tratando de armar un muro de azulejos histórico y emocional, con cuidado y en honor a mis abuelos y a los demás nikkei; esa es mi motivación.



Tomando como referencia a Nikkei, ¿cómo abordas el documental? Es decir, ¿cuál es tu metodología particular para llevar a cabo una investigación y de allí estructurar una historia?
Durante el tiempo que trabajé en las producciones del director Ángel Palacios, aprendí sobre el abordaje del documental de investigación, y además, donde encontrar las fuentes en Venezuela. A partir de esa experiencia, el método de de investigación y abordaje, para mí, consta de 3 capas:
1) Líneas de tiempo: en el caso de Nikkei, hice una línea de tiempo que se iniciaba dos décadas antes de la inmigración de japoneses a América hasta una década después de la 2da Guerra Mundial. Hice una línea de tiempo para Perú y otra para Venezuela. Solapé las tres y así logré tener una visión de los hechos muy certera y me respondí muchas preguntas acerca de las relaciones políticas de Oriente y Occidente.
2) Archivos: los archivos para el argumento se obtuvieron enteramente a través de internet a partir de las necesidades de imágenes y documentos que solicitaban las líneas de tiempo. Así encontré fotografías de inmigrantes en los campos de Perú, de los esclavos amarillos, de los barcos con japoneses hacia América, campos de concentración en EEUU, y un documento muy valioso de Eleazar López Contreras hablando del trámite sobre el siniestro de los buques en Puerto Cabello (inicio del involucramiento de Venezuela con la causa Aliada).
3) Entrevistas: sólo he realizado algunas entrevistas al Señor Takeuchi, quien ha hecho una larga investigación sobre la inmigración de japoneses a Venezuela. Con él arme una lista con nombres y años, y un resumen de las condiciones de los principales inmigrantes hasta después de la 2da Guerra Mundial a nuestro país. Por otro lado, conversé mucho con mi mamá y mis tías para que me aportaran algunos datos, y mis primos me han ayudado mucho ofreciéndome fotografías de la familia y contándome lo que saben.
Con estas tres capas, he logrado hacer toda la línea histórica para esta película.



Has dado a conocer aspectos técnicos que piensas implementar. Puedes ofrecer algunos detalles sobre las características que tendrá Nikkei en relación con la fotografía, el sonido y otros.
Nikkei es un documental histórico-emocional, por conceptualizarlo de alguna manera. Las líneas de tiempo confirman los hechos vividos por sus protagonistas, pero no presentan los estados emocionales que quiero construir a través de una atmósfera naturalista, pues creo que todo estado emocional es válido, por tanto natural. Pasé un tiempo viendo referencias fotográficas de algunos artistas japoneses; había un grupo que tenía un estilo con el que me sentía muy cómoda y segura para comunicarme. Estos artistas seguían el Wabi-sabi, un precepto Zen fundado en la simplicidad, naturalidad, alegría, melancolía e impermanencia; llevado a la plástica fotográfica y sonora, me inventé un mundo nikkei. En principio cada país (Venezuela, Japón y Perú) poseerá 5 colores no primarios, en el sentido de que ser nikkei es una combinación cultural; excepto Japón, que por ser el país base de la historia poseerá el Rojo y el Negro. Los encuadres están inspirados en la cinematografía de Yasujiro Ozu, quien utilizaba vistas pensadas para ser contempladas por un ojo casi a nivel del suelo y que concentran el peso de su composición en la parte inferior del cuadro, tal como se ven los japoneses al interactuar en sus espacios sentados en los tatamis. Esto cambia por completo la profundidad de campo y la perspectiva a la que estamos acostumbrados en occidente, en un intento por acercarnos al Oriente. Con respecto al sonido y la música, usaremos mucho sonido directo y paisajes sonoros, incluyendo el sonido ambiente «silencioso»: la imagen sonora es un concepto relacionado con la percepción subjetiva de lo que sucede, es básicamente una forma de estimulo al espectador.



Vas a grabar en tres países, esto implica una producción compleja. ¿Cómo está estructurado tu equipo de producción y de qué manera vas llevar a cabo este proceso?
No es tan compleja, creí que lo sería, sólo hay que seguir un poco las reglas de cada país; y con esto incluyo desde el diseño de producción hasta la primera copia en 35mm.
Al entender el Wabi-sabi y encontrarme con tamaño de argumento que había escrito, me decidí por la simpleza de precepto, así que dije: «sin complicaciones», y diseñé la producción de la película para que fuese lo suficientemente fuerte y sencilla para el CNAC y para Ibermedia. ¿Cómo?, siendo fiel al argumento.

No podía haber otro coproductor que no fuese un nikkei peruano, así firme con Hugo Shinki y su casa Mullu Producciones, quienes darán los servicios de producción en Perú y la postproducción.
Con respecto al Japón, los requisitos de rodaje se ven bastante sencillos, la Embajada de Venezuela en Japón conoce del proyecto y por fortuna, nuestro agregado cultural allí, es Maurice Reyna, quien fue presidente del CNAC hace algunos años. Estoy buscando un productor que enlace a las Films Commissions de Japón con mi productora No film y que luego esta misma persona funja como jefe de producción en los previos al rodaje.
El proyecto de Nikkei posee actualmente el auspicio del CNAC, está preseleccionado para Ibermedia y una casa distribuidora francesa se encargará de la inclusión en televisoras de Europa, además de la posibilidad de compra por cadenas de cable en Latinoamérica una vez filmada. El plan inicial se está cumpliendo.

En cuanto a Venezuela, cuento con un jefe de producción, un asistente de dirección, una directora de fotografía (Alexandra Henao) y un director de sonido (David De Luca). Otra persona que se está integrando en los próximos meses es el músico, Alejandro Rosso, quien es conocido por Plastilina Mosh, y que actualmente lleva en paralelo otro proyecto llamado Panorama On, que el mismo ha conceptualizado como «música contemplativa».
Finalmente, siendo una joven cineasta, ¿cómo ves las posibilidades de hacer cine actualmente en nuestro país? ¿Qué aspectos consideras importantes a desarrollar para consolidar el cine nacional?

Pues te contesto como productora-realizadora; y además, te respondo iniciándome por la 2da pregunta: ¡hay mucho que mejorar!, argumentos y guiones, diseño de producción y pitching, posproducción; y exhibición, distribución y publicidad.
Creo que Venezuela ofrece la oportunidad de hacer mucho cine, pero va a depender de cuan fuerte sea tu guión o argumento; y si es fuerte, cuál debe ser el diseño de producción de la película para hacerla realidad. Una vez terminado el guión o argumento, hay que sentarse y sincerarse, se debe preguntar: ¿la película en Venezuela tiene posibilidades en el CNAC, en la Villa del Cine, con mis vecinos, en el ministerio tal, en la Asamblea Nacional, con un banco, un canal de televisión público o privado, con productoras auto subsidiadas, o un coproductor nacional asociado? Si es una coproducción, ¿con quién la hago? ¿Combino las fuentes de financiamiento? ¿Qué aportan? ¿Cómo lo aportan? Una vez visto esto, sintiéndote seguro, no hay nada más que lanzarse al ruedo y hacer un buen pitch cada vez que haya que presentar el proyecto. Si le ves las costuras al guión, si le ves las costuras al argumento, si le ves las costuras al diseño de producción, mejóralo, pero de que hay oportunidad en Venezuela, la hay.
Somos uno de los pocos países en Latinoamérica que posee la figura de la coproducción minoritaria recíproca y somos fuertes entre las autoridades cinematográficas iberoamericanas. Poseemos un Centro Nacional Autónomo de Cinematografía que auspicia todas las etapas de producción y que además, ofrece cursos de formación gratuitos en todas las áreas. Además, tenemos una Ley de Cine que aunque no es del todo perfecta, es mejor que muchas existentes. He lamentado muchas veces que... hay cineastas que se inician en el oficio y no conocen nuestras leyes y reglamentos, no sólo lo que respecta a la cinematografía, sino también al trabajo, al menor, al indígena, los medios, comercios y fiscalización; yendo más allá, desean hacer una coproducción y no manejan los acuerdos intergubernamentales al respecto. De esta manera, se hace aun más difícil hacer una película, y esto va desde hacer un contrato hasta montar un proyecto cinematográfico. Existe mucha debilidad al respecto.
Con relación a la postproducción, para no hablar de una mayor atención a la publicidad de un proyecto cinematográfico (no pagamos tanto como otros), resumamos que, además, no estamos a la par ni de Argentina ni de México en esta área.
En cuanto a la distribución y exhibición, debemos reconocer el enorme esfuerzo del Estado con los circuitos de la Cinemateca, con los cineclubes y los cines móviles. Pero aún, falta elevar los niveles de seguridad en las calles, para sacar el cine de los centros comerciales. Con respecto a la publicidad, todavía nuestras películas están encerradas dentro de nuestro propio medio, siento que se debe hacer un mayor esfuerzo en los anuncios, en los afiches, los circuitos radiales; y si no tienes dinero, hay que buscar la forma gratuita: los medios nacionales independientes. Venezuela si tiene plataformas para ello. Si no entras en el perfil de circuito independiente, saldrá caro, pero eso se debe prever en tu diseño de producción de la película.
Es duro, pero creo que sí hay manera de hacer cine en Venezuela.

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Entrevista:
Guillermo Chávez
Imágenes cortesía de:
Kaori Flores