Al cine venezolano lo asecha un enemigo que amenaza su permanencia en el tiempo. No se trata de las omnipresentes distribuidoras, tampoco el oligopolio descarado que llena la cartelera de basura virtual. El enemigo se incuba en las aulas de clase de nuestros liceos, colegios, universidades y -lo peor- en nuestros hogares. No podía ser de otra forma. El deterioro de nuestra educación pública y privada nos induce a ignorar los valores implícitos en las artes en general. El estudiantado no posee las herramientas intelectuales que le permitan acercarse al fenómeno cinematográfico con un mínimo de sentido crítico.
Pero no es sólo el cine, son las artes en general: música, pintura, escultura, artes plásticas, literatura, etc; las arropadas por esta sombra ominosa. Es indudable que una nueva moral se esta gestando a nivel planetario.
El cine, como todas las artes, posee sus claves y su lenguaje. Estos no son difíciles de entender o comprender. Pero en un país donde la especialidad de humanidades esta desapareciendo del pensum de estudios, es claro signo de que algo esta pasando y cambiando para las futuras generaciones de estudiantes del bachillerato.
Ante esta realidad, son las instituciones -públicas o privadas- que tienen al cine como su eje, quienes deben tomar cartas en el asunto. Son los talleres, cursos, charlas, conversatorios, exposiciones, eventos, festivales, las armas para paliar las deficiencias educativas. De igual forma, serán estas armas las encargadas de generar un movimiento de interés hacia el cine de calidad en la masa estudiantil y público en general.
De nada vale destinar grandes recursos a formar actores, guionistas, directores de arte, camarógrafos y toda la parafernalia del cine, largometraje o cortometraje, si no se cuenta con un público que pueda apreciar tan grande esfuerzo. Por lo tanto, son las academias, cines de arte y ensayo, salas comunitarias, bibliotecas, salones de lecturas, cineclubes, universidades, consejos comunales, etc; los llamados a difundir estos conocimientos con el fin de preparar una nueva generación preocupada por el quehacer cultural.
Al principio dije que el enemigo estaba en casa. La misma generación que hoy se debate en su ignorancia; se convertirá en los padres del mañana que le darán otra vuelta a la rueda de la incultura y la ignorancia.
Autor:
Pablo Arapé
Cineforista
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La Mirada de HAL es un espacio de opinión sobre cine. Iribarren Films, como una contribución al desarrollo de la cultura cinematográfica, ofrece este medio para el planteamiento y la discusión de ideas con relación al séptimo arte. Sin embargo, las opiniones emitidas en este espacio son responsabilidad únicamente del autor.