El cine y sus protagonistas (2007)
Conversamos con Wilfredo Aguilar quien es Técnico Superior en Publicidad; con especialización en Audiovisual, egresado del Instituto Universitario de Nuevas Profesiones de Caracas y Comunicador Social de la Universidad Fermín Toro.
¿Algún otro estudio, en el área audiovisual?
Si: guión cinematográfico y dirección cinematográfica en la Escuela de Cine de Caracas. Estudié guión para televisión en la Escuela de Cine, Arte y Televisión y en el Ateneo de Caracas, éste último dictado por Ibrahim Guerra.
¿En qué te desempeñas actualmente?
Soy el responsable del Departamento Audiovisual en el Instituto Universitario Tecnológico Antonio José de Sucre. En este departamento tengo 10 años y el mismo es el encargado de registrar toda la actividad audiovisual: charlas, conferencias, exposiciones - de cualquiera de las carreras - y también realizamos documentales sobre las ideas que puedan tener los alumnos en cuanto a sus estudios o en el género de la ficción según sus preferencias
Teniendo en cuenta la inexperiencia de los alumnos, ¿Reformulas lo que ellos te traen? ¿Cambias escenas, tomas, encuadres? ¿Tienes ingerencias en sus decisiones en lo que respecta a la realización del audiovisual? No, definitivamente. El trabajo es de ellos. Nosotros podemos asesorarlos, si lo piden. Podemos aconsejarlos en ciertas y determinadas etapas de la filmación. Pero jamás, torcer su voluntad. En todo caso, es su profesor quien puede calificará esos trabajos.
¿Qué nos puedes decir en cuanto a tu propia producción?
Antes, déjame decirte que en Caracas trabaje en una película de Manela Roncayolo llamada “Pacto de sangre” como asistente del asistente, del asistente, del asistente 2. Después trabaje en “Aventurera” de Pablo de la Barra; como asistente de arte. Luego con la productora de Cesar Bolívar en un ciclo de Rómulo Gallegos. Allí me desempeñe como director de arte y utilero. Además, me permitieron escribir uno de los cuentos, y hasta me toco actuar.
En cuanto a lo propio tengo cortos y largos. Tengo dos largos, no realizados, llamados: “Un extraño amigo” y el otro “Se vende un país”. Los dos están totalmente completos. Tengo otros que están a medio camino, o en sinopsis. Tengo un serial de televisión, con varios capítulos escritos. En estos momentos estoy escribiendo, para una productora de Caracas, los guiones para un programa de televisión en formato de animación. También un largo basado en un cuento de Rómulo Gallegos, llamado “El piano”, bastante adelantado. En relación con los cortometrajes tengo un corto llamado “El besados” que es una ficción, “Las tres vidas de Waldemar”, una adaptación de un cuento Venezolano, y “Sombras” que podríamos catalogarlo de locura, porque es mi visión de la sociedad. Luego sigue “Jugando a la guerra, soñando a la paz” drama en animación. Hay una persona que lo quiere realizar y esta trabajando en el - poco a poco - porque es una animación pero no en computadora. Y finalmente, “Lena” que es un drama de 10 minutos de duración.
¿Que te lleva a realizar esos trabajos? ¿Algún beneficio económico?
Literalmente, hambre. Es como tener hambre. Hambre de realizar, de plasmar mis ideas en un audiovisual. Hambre de comunicarme. Porque el cine y todo lo que gire en torno a éste es una forma de decir; de transmitir. Resumiendo: es un lenguaje y yo me expreso por medio de él. Todos tenemos algo que decir. Yo lo digo por medio del corto, del documental y, eventualmente, del largo.
Desde arrastra cables hasta director. ¿Cuál sería tu rol favorito?
Comencé arrastrando cables. Pero el guionismo es mi pasión. Aunque la dirección también me atrapó.
¿Qué tipo de director eres: tiránico, paciente, impredecible?
Trabajo sin ofender a nadie. Escucho consejos. Si me parece pertinente; los acepto. También estimulo la improvisación actoral. No trabajo con guiones de hierro. Sólo temo algo, el no poder plasmar en imágenes lo que imaginé.
¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Cómo te viene la idea? ¿Alguna rutina en especial?
Pues no sabría decirte. Acaso una palabra en una conversación. Una imagen captada en la calle o incluso; en la televisión. Un recuerdo, quizá. La idea llega y la trabajo sólo. Es un proceso muy íntimo de conversar, discutir, llorar, reír, dialogar conmigo mismo. Me llegan muchas ideas pero sólo abordo las que se tornan reiterativas en el tiempo. La creación es como exorcizar la mente de algo que pugna por salir. Mis personajes no son copias de mí mismo pero indudablemente que algo de mí tienen; o de mis amigos o conocidos y de los discípulos y colegas.
¿Cuándo escribes eres el guionista? ¿No interfiere, tu “yo” de director, en el proceso?
No. Lo que escribo – necesariamente – no es para que yo lo realice. Talvez estoy narrando y será otro quien lo lleve a cabo. Entonces; no puede haber interferencias.
¿Satisfacciones?
Varias. Una cantidad significativa de muchachas y muchachos decidieron enfilar sus rumbos educativos por la rama audiovisual. Cuando ellos mismos no tenían claro su futuro, al llegar acá. Varios de ellos son egresados de la escuela de cine de Mérida, otros han hecho carrera con productoras en Caracas. Con frecuencia me llaman o visitan para contarme sus logros, y eso – obviamente – me llena de orgullo. En lo personal, la satisfacción de que puedo contar algo. Que puedo manejar ese hermoso lenguaje audiovisual. El poder escribir; el tener ideas variadas. Manejar el proceso de la creación. Conocer sus códigos. Tener una visión del mundo mucho más amplia así sea a través de un cuento loco que la gente poco entienda. La reacción de la gente cuando mira mis trabajos. Cuando me dicen ¡¿Qué es eso?! O cuando dicen ¡te quedo muy bien! O si ven una escena graciosa – el público – se ría justo donde debe y no antes o después.
¿Qué esperas del público?
Aspiro a que vean mis trabajos y que opinen sobre ellos.
¿Y si las criticas son negativas?
Seria una opinión. Talvez no me agradaría pero seria una respuesta a mi trabajo. Recuerda que se crea para comunicar y para que esta comunicación sea percibida con agrado. Gustar o no es parte del reto.
Entrevista:
Pablo Arapé
Fotos cortesía de
Wilfredo Aguilar
¿Satisfacciones?
Varias. Una cantidad significativa de muchachas y muchachos decidieron enfilar sus rumbos educativos por la rama audiovisual. Cuando ellos mismos no tenían claro su futuro, al llegar acá. Varios de ellos son egresados de la escuela de cine de Mérida, otros han hecho carrera con productoras en Caracas. Con frecuencia me llaman o visitan para contarme sus logros, y eso – obviamente – me llena de orgullo. En lo personal, la satisfacción de que puedo contar algo. Que puedo manejar ese hermoso lenguaje audiovisual. El poder escribir; el tener ideas variadas. Manejar el proceso de la creación. Conocer sus códigos. Tener una visión del mundo mucho más amplia así sea a través de un cuento loco que la gente poco entienda. La reacción de la gente cuando mira mis trabajos. Cuando me dicen ¡¿Qué es eso?! O cuando dicen ¡te quedo muy bien! O si ven una escena graciosa – el público – se ría justo donde debe y no antes o después.
¿Qué esperas del público?
Aspiro a que vean mis trabajos y que opinen sobre ellos.
¿Y si las criticas son negativas?
Seria una opinión. Talvez no me agradaría pero seria una respuesta a mi trabajo. Recuerda que se crea para comunicar y para que esta comunicación sea percibida con agrado. Gustar o no es parte del reto.
Entrevista:
Pablo Arapé
Fotos cortesía de
Wilfredo Aguilar