Luego de transitar por uno de los momentos más tristes de mi vida por la partida física de Juan Arcadio, mi padre, en octubre del año 98, y al hacerme cargo de esta gran empresa cultural que era el cineclub, fue cuando sin lugar a dudas conseguí uno de los mejores trabajos que he tenido a lo largo de mis 52 años, por ser este el que más satisfacciones personales y profesionales me ha aportado hasta el momento. Gracias al cineclub he conseguido cosechar las mejores y las más sinceras amistades, donde me he desarrollado como un profesional en el área de la difusión cinematográfica y donde he logrado el reconocimiento de mis compañeros de la comunidad del cine en Venezuela.
Este, sin lugar a dudas, es el sitio donde mejor me he sentido y desempeñado como pez en el agua, bueno, dicen que hijo de gato caza ratón; y es verdad. Como todo en la vida, con momentos altos pero igualmente con otros momentos muy bajos de contrapeso, sin embargo, creo que hemos sabido sortear todos los obstáculos y limitaciones para poder seguir adelante y sobrevivir sobre todo ahora durante la crisis.
Tiempos gloriosos y pletóricos, momentos únicos e irrepetibles viví en estos casi 20 años con gente del cine venezolano tanto en el Auditorio Ramiro Montesinos del Colegio de Abogados como en diversos espacios públicos del estado Lara que visité acompañado de buenos amigos que me ayudaron y contribuyeron para que en este recorrido capitaneando esta nave llamada Cineclub Charles Chaplin fuera bello, productivo y hermoso, sin lugar a dudas.
No puedo negar, que retomar una actividad de promoción y difusión cinematográfica tan importante, la cual estaba casi en el olvido para ese entonces y a punto de desaparecer luego de la partida de mi padre, no fue nada fácil, más bien cuesta arriba y duro. Reconozco que me tocó aprender muchas cosas en la práctica que conocía en teoría por enseñanzas de Juan Arcadio.
Desde comienzos de 1999 tuve que volver a hacer contactos en Caracas con instituciones públicas y privadas muy importantes del acontecer cinematográfico como lo son: la Cinemateca Nacional de Venezuela, en su época, bajo la presidencia del cineasta Jacobo Penzo y luego Jorge Guerrero; las distintas embajadas europeas y latinoamericanas acreditadas en el país: Francia, España, Alemania (Asociación Cultural Humboldt, Instituto Goethe de Caracas), Argentina, Colombia, entre otras; incluso con el Departamento de Cine del Ateneo de Caracas, el cual estaba pasando por su mejor momento bajo la dirección de mi buen amigo y colega Bernardo Rotundo; con el hoy desaparecido Consejo Nacional de la Cultura-CONAC del Ministerio de la Cultura cuando el Arquitecto Farruco Sexto fue ministro. Fue allí donde conocí al amigo Juan Carlos Lossada quien para ese entonces estaba al frente de la Dirección de Cine y Fotografía del CONAC, el cual tenía sus oficinas en las torres de El Silencio.
En Barquisimeto, uno de los primeros que me acompañó, colaboró, y asesoró fue el editor de este blog, mi amigo del alma Guillermo Chávez, quien para la época era un entusiasta realizador larense que ya despuntaba por su talento. Recuerdo como si fuera ayer, un buen día me contactó para contarme que tenía un documental y otros videos y deseaba exhibirlos en la sala.
Desde ese momento nos convertimos en muy buenos amigos y Guillermo poco a poco fue integrándose a distintas labores y tareas en el Chaplin. Primero, colaboró en la promoción en medios así como sugiriendo ideas de filmes para la grilla de programación mensual. Luego nos apoyó con el transporte para buscar los voluminosos sacos de películas, hacer gira por los medios y llevar y traer invitados especiales en su Dodge Aspen verde del 79 que jocosamente conocíamos como «El Avispón Verde».
No recuerdo haber tenido mejor compañía para esos años frente al cine club, como la de Guillermo, por su paciencia, por su humildad, por su trato educado, dócil, cordial y sobre todo por soportarme. Fue una bendición para mi haberlo encontrado en el momento justo, un ser humano especial sensible por el cine que puso su «granote» de arena para el desarrollo y relanzamiento del cineclub. Además, fue siempre una persona que desinteresadamente ayudó aportando buenas ideas, sugerencias y consejos de los cuales aprendí mucho. Su deseo de hacer cosas me llevó a trabajar con él en la producción de varios audiovisuales. Juntos realizamos un video documental sobre la vida de mi padre y posteriormente, con mucho esfuerzo realizamos Tres décadas, Dos Generaciones y una Pasión por el Cine, documental que representa mucho para mí y por lo tanto valoro enormemente. Igualmente, realizamos una serie de entrevistas en video a distintos cineastas que visitaron el Chaplin y que quedaron registradas para la historia del cineclub y cine larense. De verdad, que la pase muy bien acompañado de Guillermo, fueron los años dorados, y los extraño con nostalgia.
Fueron años maravillosos, exitosos, en los cuales todo fluía muy bien, donde las metas propuestas casi siempre se alcanzaban, donde se elevó considerablemente la asistencia del público al cineclub y fue la época en la que el Ministerio de la Cultura, el antiguo CONAC y luego el CNAC nos apoyó mucho gracias a sus mecanismos de financiamiento de proyectos para salas comunitarias y cine clubes; y por demás, donde el dinero aportado rendía.
Cabe destacar que entre los años 2003 y 2008 Guillermo y yo, con tesón, organizamos muchos eventos cinematográficos - los primeros bajo mi batuta- como fueron los célebres y recordados festivales de cine francés y español, los ciclos de cine nacional, estrenos de documentales y cortos nacionales y larenses, entre otros. Guillermo montaba las cuñas promocionales de estos festivales para verlas en la pantalla del cineclub y para su difusión a través de la televisión regional. Y gracias a todo ese esfuerzo fueron eventos exitosos y nos dieron profundas satisfacciones sin lugar a dudas.
Así como la llegada del «Avispón Verde» con Guillermo representó un momento destacado dentro de la historia del Cineclub Charles Chaplin, también llegaron otras personas que dieron vida al cineclub por más de 40 años. En una próxima entrega les seguiré contando parte de mis experiencias y hablando sobre todas esas personalidades, pero por sobre todo grandes amigos, que nos han ayudado con su sensibilidad a mantener el Chaplin abierto y activo durante los últimos 20 años.
Autor:
JUAN LUIS RODRÍGUEZ
Comunicador Social graduado en la Universidad Bolivariana de Venezuela. Investigador de la historia y evolución del cine en el estado Lara. Difusor y exhibidor cinematográfico del filmes de interés artístico y cultural. Investigador de la historia y evolución del cine en el estado Lara. Director presidente del Cineclub Charles Chaplin, sala alternativa del Colegio de Abogados del Estado Lara. Instructor de cursos y talleres de Lenguaje Cinematográfico.
La Mirada de HAL es un espacio de opinión sobre cine. El blog de Iribarren, como una contribución al desarrollo de la cultura cinematográfica, ofrece este medio para el planteamiento y la discusión de ideas con relación al séptimo arte. Sin embargo, las opiniones emitidas en este espacio son responsabilidad únicamente del autor.